La Regla de los tercios consiste en dividir la imagen por medio de dos guías horizontales y dos verticales que generan una división en 9 partes iguales. Se trata de una técnica de composición que podemos usar para encajar nuestros dibujos, establecer nuestra composición y también sirve para mejorar nuestras fotos.
Pintura de Paul Chabas, titulado «Mañana de septiembre», del año 1912. Óleo sobre lienzo del Museo Metropolitano de Arte de Nueva York. Ver en Wikipedia.
La figura femenina, protagonista en este cuadro, está situada en la línea vertical derecha.
El consejo que aporta esta Regla de los tercios es que si dividimos nuestra imagen con estas líneas y ubicamos nuestros puntos de interés justo en la posición de alguna de estas guías horizontales y verticales, el equilibrio de la composición será más armónico y bien tolerado. Los puntos de interés se verán favorecidos y potenciados mientras mantenemos el equilibrio en la composición.
La clave de esta regla son las proporciones espaciales que se generan, pues si un elemento ocupa un tercio, deja a su lado un espacio libre de dos tercios, lo que aporta dirección a la mirada.
Si estamos interesados en mantener el equilibrio visual en nuestra imagen, será bueno seguir esta regla, pues la mente se calma más cuando las cosas están distribuidas con esta relación espacial. Por otra parte, si queremos crear un poco de tensión en la imagen, es tan fácil como establecer los puntos de interés fuera de estas guías, haciendo que la mirada no sepa muy bien hacia donde escapar.
Como lo mejor es ver ejemplos visuales, aquí presento algunas obras donde he añadido las guías verticales y horizontales.
Empecemos con un par de ejemplos de paisajes en formato horizontal:
Un paseo al atardecer, de Caspar David Friedrich, cuadro pintado hacia 1830, óleo de 3.7cm x 33.3 cm. Fuente: Getty.edu
Este cuadro, además de tener una iluminación excelente, propia de su autor, es un buen ejemplo: Friedrich coloca la luna y al hombre muy cerca de la primera guía vertical. Y la gran roca, que es una de esas antiguas tumbas neolíticas, está marcando la guía horizontal inferior.
Paisaje de Venecia de Canaletto, pintado entre 1730 y 1734, mide 118.8cm x 76.2 cm. Fuente: Harvard Art Museums . Y en Google Art Project.
En este paisaje urbano de Canaletto, la gran torre está exactamente en la línea vertical de la derecha. La misma torre, con sus ventanas, parece estar mirando hacia los pequeños personajes que caminan por la plaza.
Ahora, un ejemplo en formato vertical:
La cabaña del seleccionador, pintura de Arthur Streeton, de 1890 y mide 51 x 76 cm. National Gallery of Australia. Ver en Google Art Project
En esta pintura el árbol roza la primera línea vertical en la Regla de los tercios. La cabaña se encuentra en el cuadro situado a la izquierda pero sobre la linea del horizonte, y el protagonista del cuadro está justo en el cruce de las dos guías del ángulo inferior derecho. Un buen ejemplo de distribución siguiendo la regla de los tercios y en formato vertical.
Y por último, un retrato donde la protagonista o punto de atención es una mujer:
La perezosa, Daniel Hernández Morillo.1906, MALI, Museo de Arte de Lima. Ver en Google Art Project.
Este es un ejemplo de retrato, con el rostro muy cerca del cruce entre las dos primeras líneas de arriba izquierda pero que además, con estas proporciones genera dirección de la mirada hacia el resto del cuerpo, haciéndo todo el conjunto más interesante. Miramos su cara, pero después miramos su cuerpo. ¡Muy inteligente!
En resumen, la Regla de los tercios puede funcionar para crear algunas de nuestras composiciones o cuando queremos encajar una figura o elemento principal y que tenga su espacio y dinámica.
Esta una guía pero no la única. Por ejemplo la proporción aúrea, es otro modo. Ésta genera una división o proporción de más o menos 2 + 1,6, como expliqué en el tema: La proporción áurea.
La proporción áurea, la forma en espiral, es más como una multiplicación con mucha energía, sirve para crear composiciones más dinámicas.
La regla de los tercios es ideal para los paisajes donde deseamos crear armonía y estabilidad, añadiendo los puntos de interés que sean interesantes y que así serán mejor destacados. Y también es muy útil para crear direcciones y permitir que haya espacio hacia esas direcciones generadas.
Al fin y al cabo, mirar un cuadro es un juego para la mirada del espectador, que al mover sus ojos de unos puntos a otros del cuadro, le da vida y sentido.
Muchas veces se aplica esta regla de modo inconsciente. Y muchas otras veces no se respeta esta regla en absoluto porque la libertad expresiva del artista está por encima de toda regla.