Lo sublime es una categoría estética, derivada del escritor griego Longino, y que consiste fundamentalmente en una belleza extrema, capaz de arrebatar al espectador a un éxtasis más allá de su racionalidad, o incluso de provocar dolor por ser imposible de asimilar.
El concepto de lo «sublime» fue redescubierto durante el Renacimiento, y gozó de gran popularidad durante el Barroco, durante el siglo XVIII alemán e inglés y sobre todo durante el primer Romanticismo.
Según Longino, hay cinco caminos distintos para alcanzar lo sublime: «grades pensamientos, emociones fuertes, ciertas figuras de habla y de pensamiento, dicción noble y disposición digna de las palabras».
Escritos sobre este tema de lo sublime y el arte
«Una investigación filosófica sobre el origen de nuestras ideas de lo sublime y lo bello» (1756) de Edmund Burke. Para él lo sublime y lo bello son categorías que se excluyen mutuamente, del mismo modo en que lo hacen la luz y la oscuridad. La belleza puede ser acentuada por la luz, pero tanto una luz demasiado intensa como la total ausencia de luz son sublimes, en el sentido de que pueden nublar la visión del objeto. La imaginación se ve así arrastrada a un estado de horror hacia lo «oscuro, incierto y confuso». Este horror, sin embargo, también implica un placer estético, obtenido de la conciencia de que esa percepción es una ficción.
Y para Emmanuel Kant lo sublime es «lo que es absolutamente grande». Pero teniendo en cuenta el poder de estas visiones sobre la persona, causa un displacer enraizado en el miedo.
Así, lo bello es una tranquila contemplación, un acto reposado, mientras que la experiencia de lo sublime agita y mueve el espíritu, causa temor, pues sus experiencias nacen de aquello que es temible, y se convierte en sublime a partir de la inadecuación de nuestras ideas con nuestra experiencia.
Kant interpreta la naturaleza como fuerza, y en ella está lo sublime:
«Rocas audazmente colgadas y, por decirlo así, amenazadoras, nubes de tormenta que se amontonan en el cielo y se adelantan con rayos y con truenos, volcanes en todo su poder devastador, huracanes que van dejando tras de si desolación, el océano sin límites rugiendo de ira, una cascada profunda en un río poderoso, etc, reducen nuestra facultad de resistir a una insignificante pequeñez, comparada con su fuerza. (…) llamamos gustosos sublimes a esos objetos porque elevan las facultades del alma por encima de su término medio ordinario».
Arthur Schopenhauer hizo una lista de las etapas intermedias desde lo bello hasta lo más sublime:
- Sentimiento de lo bello – La luz reflejada en una flor (placer por la percepción de un objeto que no puede dañar al observador).
- Sentimiento muy débil de lo sublime – La luz reflejada en unas rocas (placer por la observación de objetos que no suponen una amenaza, pero carentes de vida).
- Sentimiento débil de lo sublime – Un desierto infinito sin movimiento (placer por la visión de objetos que no pueden albergar ningún tipo de vida).
- Sentimiento de lo sublime – Naturaleza turbulenta (placer por la percepción de objetos que amenazan con dañar o destruir al observador).
- Sentimiento completo de lo sublime – Naturaleza turbulenta y abrumadora (placer por la observación de objetos muy violentos y destructivos).
- Sentimiento más completo de lo sublime – La inmensidad de la extensión o duración del universo (placer por el conocimiento del observador de su propia insignificancia y de su unidad con la naturaleza)
Y por último destaca Víctor Hugo, que define lo sublime como una combinación de lo bello y lo grotesco, opuesta a la idea clásica de perfección. Sus obras escritas: El jorobado de Notre Dame y Los Miserables.
Pinturas y Acuarelas de William Turner
Este pintor expresa la idea de «sublime» que se desarrolló en el romanticismo. Una idea que une el placer estético que provoca la belleza con el displacer que decía Kant y que exalta el corazón y la mente.
Destaca en Turner su creación de atmósferas, su utilización de empastes y una representación de la luz impresionista. Por supuesto, es precursos del impresionismo. Pero sobretodo destaca la libertad de su pincelada. Y en mi opinión, aunque puedo equivocarme, el uso de un color muy del romanticismo: el amarillo de nápoles, que tiene una calidad «impresionante» y es ideal para crear la luz de turner.
Turner es llamado el mejor acuarelista inglés y es uno de los artistas que más han desarrollado y revalorizado esta técnica. La acuarela pasó así a ser considerada una técnica independiente y de calidad.
Acuarelas de Turner:
Óleos de Turner:
El temerario remolcado a dique seco, (1839).
Lluvia, vapor y velocidad, pintado en (1844).
El incendio en las casas del Parlamento
La batalla de Trafalgar (The Battle of Trafalgar).
Otros pintores románticos que también desarrollaron estas ideas en sus cuadros:
Caspar David Fiedrich destaca con su obra El caminante sobre el mar de nubes.