Ejercicio paso a paso para dibujar con los lápices grasos una vista de un pueblo con sus casitas y tejados. En él, los contrastes blanco y negro marcarán el espacio y la luz.
Los lápices grasos sirven muy bien para dibujo artístico. Permiten dibujar sobre prácticamente cualquier superficie, por lisa que sea, incluida porcelana, plástico y vidrio. Por ello, se suelen utilizar para papeles satinados, como el papel Bristol brillante o el papel cuché, pero también sirven para papeles rugosos, como el de acuarela.
Para empezar utilizaremos solo el negro. Necesitaremos una cuchilla, cúter o cuchillo para sacarle punta.
Si le aplicamos mucha fuerza al lápiz sobre el papel, notaremos que deja un negro muy profundo. Si lo utilizamos suavemente podemos hacer tonos más claros, para hacer grises.
Es muy difícil de borrar pero podemos intentar raspar la grasa del lápiz en el papel con el bisturí o cuchilla, suavemente sin romper el papel. Podemos utilizar una goma moldeable (no de plástico), para aclarar zonas y sacar brillos.
Materiales necesarios
- Una hoja de papel de tipo Cartridge de unos 30 cm x 35 cm.
- Lápiz cerámico negro. (Lápiz graso)
- Cuchilla, para corregir excesos
Paso 1. Boceto previo
En primer lugar, dibujar los elementos principales, definiendo los edificios y la mancha de vegetación. Un dibujo muy suelto, sin apretar nada el lápiz, para hacer unas líneas muy suaves y encajar el dibujo. Si se utilizase un lápiz de grafito para este primer encaje, no se debe borrar con la goma, pues engrasa el papel y luego el lápiz graso no se adhiere igual de bien.
Paso 2. Adición de tonos
Rellenaremos las zonas tonales más claras, suavemente con el lápiz, procurando manchar las zonas bien fundidas.
Para conseguir tonos planos y uniformes, hay que aplicar una presión igual y constante.
Aumentamos ligeramente la presión para dibujar la parte central y oscurecer un poco más las sombras.
Gracias a estos pequeños tonos el dibujo empieza a tomar forma.
Paso 3. Tonos medios
Buscando siempre la uniformidad tonal, pintamos los grises intermedios. Observe la notable diferencia que existe entre estos tonos y los anteriormente aplicados. En este momento el dibujo tiene solo dos tonos de gris más el blanco.
Ahora vamos a afilar el lápiz para crear algunos detalles. Mucho cuidado para no tocar las zonas ya pintadas, pues se podrían manchar los blancos, e incluso debemos vigilar que nuestras manos no estén sucias. Con el lápiz afilado pintamos las torres de la iglesia. También el tejado del primer plano con trazos verticales de ejecución suelta.
Paso 4. Sombras oscuras
Reproducimos ahora la textura de los árboles de primer plano, haciendo las manchas de sombra con trazos en zig zag.
Acentúe los tonos de los muros de los edificios en sombra.
Afile bien el lápiz para recortar algunos detalles de los edificios, como las líneas de los tejados y las ventanas.
Observe cómo mejora el dibujo al añadir tonos oscuros.
Paso 5. Modelado tonal
Para matizar las paredes de los edificios, dibuje con mucho cuidado líneas verticales sobre los tonos anteriores, gradualmente para que no se oscurezca demasiado.
Con el mismo método pero líneas horizontales matizamos los tejados de las casas del primer plano.
Paso 6. Detalles
Afilamos de nuevo el lápiz y dibujamos las tejas del primer plano con trazos cortos y ligeramente curvados.
Indicaremos las tejas de las torres con suaves trazos inclinados.
Con el lápiz colocado de lado, suavemente pintamos una sombra en el cielo a base de líneas horizontales, para simular el tono azul del cielo, dejando huecos para las nubes. Si quiere, puede practicar antes en una hoja. Hay que hacerlo sin prisas o se manchará demasiado.
Paso 7. Retoques finales
Hay que oscurecer los tonos de las ventanas y las sombras de algunos edificios. Utilizaremos el lápiz afilado y haremos los trazos fundidos. No demasiado oscuro, pero si uniforme.
Elaboramos poco a poco cada zona hasta que nos parezca bien, respetanto la variedad de tonos.