La mujer es un enigma. Contradictoria y profunda. Un símbolo en sí misma y un icono sin igual.

Los simbolistas bien lo sabían y utilizaban la figura femenina para expresar ideas abstractas, complejas, difíciles y tabú. Por varios motivos importantes:

– La mujer siempre es erótica y provoca cierta atracción, sino atención.

– No se sabe muy bien en que está pensando una mujer y por ello resulta siempre «descontrolable», por lo que se une muy bien a ideas abstractas y abiertas a debate.

– Resulta sencillo convertir ideas en mujeres porque la variedad de figuras que se pueden lograr es muy amplia y entretenida.

PINTURAS DEL SIMBOLISMO CON LA FIGURA FEMENINA COMO PROTAGONISTA

La obra de Franz Von Struck, «El pecado», de 1893, es una de las más famosas y fáciles de recordar.

Una mujer morena rodeada de oscuridad que muestra su pecho iluminado por la luz, con una serpiente sobre los hombros y mirando fijamente hacia el espectador. La mujer perversa fue uno de los temas centrales del simbolismo.

El pecado de Franz Von Struck

«El pecado».

Carlos Schwabe pintó a la Muerte con forma de mujer, en «La muerte del sepulturero», 1895-1900. Espectacular figura negra en contraste con la blanca nieve.

Muerte del sepulturero

Acuarela y aguada sobre papel, 75 cm x 55 cm

Constantin Somov creó esta «Brujería» de 1898, que contrasta en ideas, pues ¿como puede una bella dama como esta estar haciendo algún mal? Una obra suave y delicada que solo en el simbolismo de la imagen se vuelve dinámica.

La brujeria

Aguada, lápiz y bronce, con resaltos blancos. 49,5 cm x 34 cm

Pero también sirve la figura femenina para ideas más dulces y tiernas.

Así es esta «Esperanza» de George Frederick Watts, haciendo una música muy suave con un arpa y con los ojos vendados. Sentada sobre una forma redondeada, un mundo que tanto la necesita.

Esperanza de George Frederick Watts

La esperanza, 1886.

La figura femenina es, sin duda, un valioso elemento pictórico, ya sea para transmitir ideas, solo por buscar la belleza o como parte de un conjunto.

Crepúsculo

Óleo sobre lienzo de William Adolphe Bouguereau (William Bouguereau) (1825-1905)
Le Crepuscule, de 1882 y mide 66 x 127 cm.

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